Hace
unos días en una reunión internacional celebrada en Buenos Aires, Rubén Torres,
el Presidente de ISALUD, una de las principales universidades argentinas, y
antiguo Director del Departamento de Sistemas y Servicios de salud de la
Organización Panamericana de la Salud expuso
uno de los principios fundamentales de la política sanitaria: “una decisión política que no tiene una
manifestación presupuestaria no es una decisión política”. Por desgracia,
los que desde hace ya años vienen determinando qué política sanitaria se
realiza son las consejerías de hacienda y economía, manos dóciles del
Ministerio de Hacienda.
Por
ello, solo serán reales aquellas políticas de fortalecimiento de la Atención
primaria que nazcan con el pan del presupuesto debajo del brazo. Las políticas “a
coste cero” no son otra cosa que declaraciones de buenos propósitos sin efecto
real alguno.
Julian Tudor
Hart es una de las referencias fundamentales no solo de la medicina general
mundial,sino de la defensa de los sistemas nacionales de salud como una de las
escasas invenciones humanas que permiten construir un mundo más justo. Tudor
Hart cumplirá el año próximo 90 años pero sigue igual de lúcido que siempre: en
2006 publicó “The political economy of healthcare” en que ya predecía lo que
iba a ocurrir en materia económica años después.
En el
último septiembre publicó un comentario en el blog del BMJ que ahora publica la
revista como artículo. En él avanza una interesante y desasosegante hipótesis
respecto a lo que está ocurriendo en el Sistema Nacional de salud británico
(NHS) y por ende en cualquier sistema nacional de salud.
La vida
de Tudor Hart corre paralela a la del NHS: pero mientras él ha llegado a su
senectud, el NHS, en su opinión, no ha pasado de su adolescencia, puesto que
ningún gobierno ( ni conservador ni laborista) en estos últimos 30 años le ha
permitido alcanzar la madurez. Su nacimiento desafiaba uno de los principios
fundamentales del pensamiento liberal, al convertir un “producto” susceptible
de ser comercializado por el mercado ( la protección de la salud y la atención
a la enfermedad), en un bien social financiado a través de impuestos en función
de renta y disponible para todos en función de necesidad.
Las
expectativas de los partidarios del mercado sanitario de que un bien gratuito
generara una demanda desbocada por parte de la población nunca se cumplieron. Y
así, los partidos conservadores comprobaron que ningún gobierno podría afrontar
un desmantelamiento explícito del NHS si quería ganar las elecciones. Como
escribe Tudor Hart “cada paso relevante
hacia un reparto más equitativo de la riqueza y el poder realizado por el
estado después de 1.945 ha sido sistemáticamente destruida o cuestionada,
excepto para el NHS”.
Sin
embargo, los partidarios de la salud como bien de consumo nunca perdieron la esperanza
de cumplir sus pretensiones. La reciente huelga de los jóvenes médicos generales
británicos ante la decisión del gobierno británico de ampliar su horario de
trabajo, incrementando aún más la sobrecarga de un sistema infrafinanciado e inadecuadamente
dotado va más allá de una simple negociación salarial. La hipótesis de Tudor
Hart es que, por vez primera, se intenta hacer responsable del colapso del
sistema, no a sus gobernantes, sino a los profesionales, que no trabajan lo
suficiente, aumentando la distancia entre “lo que debería hacerse y lo que
realmente se hace”.
De cumplirse
los compromisos (en materia de presupuesto sanitario) del nuevo gobierno español
con la Comisión Europea (investido gracias a cuatro partidos, entre ellos el
socialista) la insuficiencia financiera del sistema nacional de salud será inevitable.
La sobrecarga de trabajo para los trabajadores sanitarios (resultado de la confluencia
de escasez presupuestaria, carencia de profesionales y demandas crecientes de
la población) determinará un malestar creciente ( mayor cuanto mayores sean las
promesas no realistas de los políticos
en cuanto a tiempos de espera y atención). Y la justificación de la necesidad
de un replanteamiento radical del sistema nacional de salud y sus principios,
inevitable
Tudor Hart
concluye su artículo así: “ Nuestro Sistema
Nacional de salud representa cada vez más una rara especie que muestra, de
múltiples formas, cómo compartir nuestro planeta con todos los que viven en
él,, desarrollando políticas basadas en pruebas reales, sirviendo a todas las
personas . Aguantad, no tiréis la toalla”.
Esa es
la única esperanza del sistema nacional de salud: que ni profesionales ni
ciudadanos tiren la toalla
(Imagen: dibujo extraido de la web de J. Tudor Hart)
Permíteme que disienta, sin dejar de disfrutar de tu entrada, que me ha parecido excelente, como tantas." "Las políticas a coste cero no son otra cosa que declaraciones de buenos propósitos sin efecto real alguno".Pues me cuesta digerirlo, incluso masticarlo. En primaria se llevan a cabo no "a coste cero" , sino a "coste subcero" (los profesionales ponemos de nuestro bolsillo gastos indirectos que no se tiene en cuenta; léase desplazamientos a multitud de reuniones de comisiones y comisioncitas por supuesto gratuitas para la administración, tiempo y tiempo fuera del horario laboral, ya de por si ampliado, para que los equipos salgan adelante a "coste cero" : la formación , la investigación,la minigestion, no son factibles en ese horario en el que sistemáticamente se atienden pacientes de compañeros ausentes sin suplir,por ejemplo,lo q supone una continua atención " a coste cero", lo cual riza el rizo) y salen adelante Sergio.Por nombrar alguna, y sin hablar de los múltiples programas sinsentido q se siguen instaurando, como el polimedicado,cada vez se desplazan a primaria más seguimientos que hasta ahora de especializada (enfermedades renales hasta estadio 4, EPOC moderados- severos, enfermedades tiroideas, demencias, parkinson, pruebas de imagen, venga a hacer ECOs, cardiopatías, inicio y seguimiento de anticoagulados...y un largo etc). Y todo eso con cada vez menos profesionales y menos tiempo efectivo...Y todo ello "a coste cero". Y por qué? Pues probablemente por esa idiosincrasia tan especial de los médicos de primaria que nos empujamos los unos a los otros a "no tirar la toalla", mirando de reojo e incluso despectivamente a quien se atreve a hacerlo o a disentir de esas políticas impuestas " a coste cero", y yendo como borreguitos directamente al matadero y agradeciendo a quien nos lleva q lo siga haciendo, no dándole las gracias,obviamente, sino con nuestra actitud tan vocacional,resignada y entregada, a "coste cero",ya que eso nos permite hacer medicina de la de verdad,de la que nos gusta, pero siempre sin disminuir "la de los papeles" y la exigencia de rellenar eternos protocolos informáticos para su explotación de datos. Se nos viene mucho encima, pero deberíamos empezar a balar en contra y darnos cuenta que perdemos dignidad profesional cada vez que llevamos a cabo multitud de políticas no "a coste cero" sino a "coste subcero".
ResponderEliminarTienes toda la razón Eugenia. Con tu permmiso ( mencionaré la fuente por supuesto) creo que habria que empezar a denunnciar ( mas que hablar) del coste subcero
ResponderEliminarEs cierto. No es que se haga sin ampliar recursos , es que se realizan a coste de trabajos suplementarios sin retribuir.
Pero de nuevo la responsabilidad es nuestra por permitirlo
un saludo y muchas gracias.