En un
artículo publicado en JAMA en 2015 por Jena et al se demostraba que las mujeres era mucho menos probable que alcanzaran el nivel máximo de la
carrera profesionalben medicina que los hombres (11,9% de ellas frente al 28,9% de ellos).La
misma autora, demostró también en JAMA Int Med en 2016, que las mujeres médicas
dedicadas a actividades académicas cobraban un 8% menos que sus colegas
varones. Nada nuevo bajo el sol. Algo que ocurre en todos los continentes, en
todas las profesiones, y ante lo cual muchos hombres ( y unas cuantas mujeres
que votan a partidos de la derecha y el centro), creen que es tan
inevitable como el ciclo del día y la noche : “no nos metamos en eso”, en
palabras del presidente del gobierno español.
Entre
las razones que se esgrimen para la diferencia salarial está el que las mujeres
emplean con más frecuencia contratos a tiempo parcial, o permisos no
remunerados, y por lo tanto su productividad global es mucho menor que la de
los hombres.
Si
mayoritariamente emplearan esa reducción laboral para cruceros locos por el
Caribe aún podría considerarse un argumento tan falaz, pero en su abrumadora
mayoría la razón de esa reducción laboral está en que las mujeres siguen
soportando el cuidado y la atención de la familia, ya sean niños, ancianos o
enfermos.
Puesto
a urgar en la productividad, mantra de la sociedad centrada en el mercado, o en
los resultados finales de los sectores productivos, conviene no perder de vista
lo que se sabe sobre el desempeño de unos ( hombres) y otras ( mujeres) en
actividades clínicas.
Un
equipo del departamento de Health Policy and Management de Harvard liderado por
Yusuke Tusgawa, investigó la diferencia de resultados en pacientes ingresados
en función de si la atención fuera realizada por hombres o mujeres. Analizaron
la mortalidad a los 30 días de más de un millón y medio de hospitalizaciones en
personas mayores de 65 años, una muestra representativa de usuarios de
Medicare. Los resultados se publicaron en JAMA Internal Medicine en 2017, en
uno de los trabajos más importantes del año.
Empleando
un análisis de sensibilidad, solo examinaron la atención realizada por médicos
o médicas focalizados en la atención hospitalaria, lo que en Estados Unidos
corresponde a la figura de los llamados “hospitalist”, precisamente porque era
donde la asignación de un paciente a un médico u otro es mucho más probable que
sea aleatoria.
Los
pacientes ancianos ingresados tratados por mujeres internistas tenían menor
mortalidad y menor número de reingresos que los tratados por internistas varones;
la mejora en la mortalidad fue mayor en los pacientes más graves,además. No es
el primer estudio que demuestra que el estilo de práctica de hombres y mujeres
es diferente. Roter et al, también en JAMA, ya demostraron que habitualmente
las mujeres tienen un estilo de práctica más centrado en el paciente, y
realizan visitas más largas que los médicos hombres. En nuestro país, Ana
Delgado y Luis Andrés López Fernández llevan demostrándolo desde hace casi dos
décadas, como muestra este trabajo en Gaceta Sanitaria.
Escucha,
atención centrada en el paciente, consultas con el tiempo necesario, y no los 5
minutos que establezca la agenda. Elementos que obtienen mejores resultados en
la salud, aunque quizá empeoren el cuadro de mandos de algún burócrata.
Leer hoy
la web de El Diario permite apreciar “los huecos” que quedan en un periódico
cuando las mujeres no están. Como se apreciarán las intervenciones quirúrgicas
no realizadas, las clases no impartidas, las mil tareas domésticas que hoy no
se realizan. Tanto trabajo que parece invisible, que queda difuminado en la
vorágine de la vida cotidiana. Tan invisible como este trabajo de Yusuke
Tusgawa que pone de manifiesto que, además, su atención es mejor para la salud
de los pacientes que la que realizamos nosotros, los hombres.
Triste
que solo mediante días como el dé hoy nos demos cuenta de una injusticia tan
global, tan brutal.
En relación con el estudio de Tusgawa de JAMA Internal Medicine (por ampliar algo esta entrada de Minué): Se obtuvieron datos de 58.344 médicos internistas, el 32,1% de los cuales eran mujeres. La mortalidad a los 30 días del alta hospitalaria fue menor en los pacientes atendidos por médicas (número necesario a tratar [NNT] para prevenir una muerte: 149). También menor tasa de reingresos: NNT 182. Datos ajustados a patología y gravedad, claro. Pueden considerarse modestos los beneficios en mortalidad, pero dado el volumen de pacientes hospitalizados beneficiarios de Medicare (más de 10 millones), se puede estimar en 32.000 el número de muertes evitables por año si los médicos hombres obtuvieran los mismos resultados que sus colegas mujeres.
ResponderEliminarSi a esto añadimos los datos del estudio de Morcini JJ en Med Educ 2017;51:480-9 que relacionan resultados con tiempo transcurrido desde la graduación, la mejor opción si pretendemos buenos resultados es ser atendido por médica y joven. La primera condición tiene valor de continuidad, la segunda tiene plazo de caducidad (en la actualidad y en nuestro medio, en contratos precarios... un derroche)
Gracias Sergio por ofrecer continuas oportunidades a darle alguna vuelta a lo cotidiano.
Un saludo. Carlos Coscollar
Mil gracias a ti Carlos por complementar y mejorar lo que yo habia escrito
EliminarUn abrazo