Los
días 13 y 14 del pasado mes de febrero la Organización Mundial de la Salud
convocó la primera reunión global de trabajo ( Global Workshop) para la
discusión de la nueva declaración de Alma Ata coincidiendo con el 40 aniversario
de la primera. En la misma , convocada por el departamento de Service Delivery
and Safety, participaron los responsables de los diferentes departamentos de la
OMS, los directores de sus 6 regiones , UNICEF, el Ministerio de Salud de
Kazakhstan y un reducido número de académicos de diferentes partes del mundo.
En la reunión solo participamos tres médicos de familia.
Aunque
inicialmente estaba previsto realizar únicamente una nueva conferencia
conmemorativa en Almaty ( actual Alma Ata), posteriormente la OMS decidió
elaborar una nueva declaración que recalcara el papel esencial de la Atención Primaria de Salud para la sostenibilidad y el buen funcionamiento de cualquier
sistema sanitario. Para ello establecieron una hoja de ruta que consta de los
siguientes pasos: la discusión de un primer borrador de la nueva declaración por
parte de los participantes al Global Workshop, su difusión a
la opinión pública dos meses después con el objeto de recibir propuestas y sugerencias, y la elaboración
de una propuesta a partir de los comentarios recibidos a presentar en la Segunda
Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud que se celebrará en
Kazakhstan en octubre próximo. A partir de entonces se abrirá un periodo de
consultas a los países de Naciones Unidas con el objeto de que la nueva
Declaración sea aprobada en la Asamblea Mundial de la Salud que tendrá lugar en
Ginebra en mayo de 2019. Finalmente la Declaración será presentada en la
Asamblea Mundial de las Naciones Unidas para su ratificación en septiembre de
2019.
Durante
la reunión de febrero se discutió sobre la necesidad de elaborar una nueva
declaración o simplemente ratificar la vigencia de la primera . La
clave del debate está precisamente ahí: si sería más prudente esta última
opción (puesto que la primera declaración tiene un nivel de consenso muy amplio)
o si se precisa adecuar la declaración a los desafíos del mundo de hoy y de los
próximos 40 años. El riesgo de esta alternativa está precisamente en la dificultad
de encontrar similar grado de unanimidad ante una nueva declaración; las
discrepancias respecto a qué es y debería ser Atención Primaria de Salud ya fue
manifiesta en la citada reunión: desde los que consideran que APS es una
estrategia política que debe impregnar a la sociedad en su conjunto, a los que
consideran que debe centrarse en resolver los problemas de salud de las
personas protegiendo su salud en la medida de sus posibilidades;desde los que
no concebimos una APS sin médicos de familia a los que defienden una APS en que
la presencia de un profesional de la medicina no es imprescindible, línea
mantenida por algunas regiones de la propia OMS durante décadas.
40 años
después de la primera Declaración, sus principios siguen siendo válidos en
buena medida pero su implantación efectiva es inexistente en numerosos países.E
incluso los países que en su momento implementaron modelos relevantes de
Atención Primaria muestran señales evidentes de fatiga, que en la caso de
España alcanza la categoría de abandono, por muchas declaraciones pomposas que
realicen los responsables políticos de ese mismo deterioro.
La
necesidad de la APS es hoy aún más necesaria que en 1978, precisamente porque
las exigencias sobre los sistemas sanitarios, la presión de la industria de la
salud por convertir cualquier situación de la vida en una enfermedad, y las
desigualdades sociales son mayores que nunca. En países de altos ingreso y en
países de ingresos escasos. Su importancia en situaciones de emergencia, como la
reciente epidemia de Ébola, ha quedado ampliamente contrastada. Su relevancia
para garantizar acceso universal a la atención sanitaria cuando son cada vez
más los países que lo restringen (entre ellos España), es demasiado obvia para
ser ignorada
El
borrador de Declaración hace explícitos aspectos esenciales. La necesidad de
centrar la APS en las personas y no en sus enfermedades ( enfoque este último tan
fomentado en España en la última década)), la importancia de las migraciones en
el mundo ( sometidas a una indiferencia culpable desde Europa),la necesidad de
regular el sector privado que crece sin freno ni control, el factor causal de
los determinantes sociales en la salud y la consideración de ésta como un
derecho a proteger y no como una mercancía a intercambiar que tanto y tan bien
ha sido promovido por las políticas neoliberales.
A
diferencia de la primera declaración de Alma Ata las evidencia sobre la efectividad y eficiencia de un sistema con
una AP fuerte son abrumadoras. Y sin embargo la inversión no se corresponde con
ese resultado, de lo cual España es buen ejemplo.
La
Declaración recoge los atributos básicos que debe tener la Atención Primaria
para alcanzar esos resultados de efectividad y eficiencia y que fueron
enunciado en su día por Barbara Starfield: accesibilidad, continuidad,
coordinación e integralidad de servicios. Pero esa integralidad capaz de
resolver la mayoría de los problemas de salud de las personas nunca será
posible sin profesionales de medicina y enfermería familiar cualificados y adecuadamente
formados.Este aspecto la Declaración no lo refleja , quizá buscando el
consenso de los que consideran que es inevitable un mundo con dos APS; una para
ricos (donde se dispone de estos profesionales) y otro para pobres, alejados o
condenados a vivir en zona de violencia, donde deberán resignarse a ser
atendidos por miembros de la propia comunidad apoyados de brillantes
tecnologías
Aún hay
tiempo para enviar cualquier sugerencia o propuesta. Una vez más expresarse en
un idioma que no sea inglés es un escollo añadido por parte de un organismo que
debería ser mundial. La propuesta de Declaración puede encontarse aquí, y el lugar
para enviar propuestas es el siguiente.
El plazo termina el 23 de abril.
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