(Publicado en Diario Médico el 7 de octubre de 2009).
” A veces me pregunto cuánto hay en mi
de reliquia del médico rural tradicional
y cuánto del médico del futuro.
¿Se puede ser los dos al mismo tiempo?”
Un hombre afortunado. John Berger.1967.
Suele decirse que la hermosa villa de Santillana del Mar esconde una triple mentira, pues ni es santa ni es llana ni tiene mar. Algo semejante corre riesgo de sufrir la Medicina Familiar y Comunitaria si las cosas no cambian: quedarse con una hermosa cáscara, vacía de contenido. Apenas es Comunitaria (las actividades realizadas en este ámbito son cada vez más excepcionales), casi nunca fue Familiar ( al margen de que el propio concepto de familia está en crisis), y por último corre el riesgo de quedarse sin Medicina, ahogada por la dispensación de partes, recetas y bajas, y ocupada en resolver “naderías”.
¿Necesitamos un Debate sobre el ejercicio de la profesión de generalista? Posiblemente sí, y de algunas de estas iniciativas ya se ha hecho eco este diario. Desde luego los vecinos británicos (tradicional referencia cuando se habla de Medicina General), llevan todo el año enfrascados en la discusión, según se desprende de los artículos y comentarios publicados en el British Journal Of General Practice (BJGP) , la magnífica revista de su colegio.
Dos muestras. Donald Berwick es el presidente del Institute for Healthcare Improvement, uno de los centros de vanguardia en el rediseño de las organizaciones sanitarias. Referencia internacional en Calidad y Seguridad Clínica, publicó en febrero de este año la lectura de su conferencia ante el Colegio de Médicos Generales británicos con el provocador título de “El epitafio de la profesión”. Para él la forma tradicional de ejercer la profesión de médico general ha muerto. Se necesita un nuevo profesional, equipado de nuevas competencias: capaz de dialogar, trabajar en equipo, repartir poder con el paciente, prometer el mejor conocimiento disponible, abrazar el principio de ciudadanía en todas sus actuaciones…Momento, por tanto, de muchas amenazas, pero también de ciertas oportunidades.
Segunda muestra. En su extenso artículo de agosto pasado en la misma revista Martin Marshall, médico general y Director de la Health Foundation , habla de la evidente amenaza al modelo tradicional de medicina general británica, de las debilidades evidentes de ésta, de las consultas sobrecargadas, incluso del cuestionamiento social de mantener la atención primaria. Para él, la persistencia de la medicina general en Reino Unido no es inevitable, aunque siguiera siendo necesaria. Parafraseando a Miguel Angel (quien ante el trozo de mármol que tiempo después se convertiría en el “David”, dijo únicamente “Veo posibilidades”) Marshall habla de la necesidad de “descubrir las Posibilidades de la medicina general del futuro”.
Y selecciona tres valores clave de ésta a defender por encima de todos los demás:
- en primer lugar, ser excelentes médicos generalistas, seguros y efectivos, capaces de saber cuando actuar, cuando derivar, cuando esperar.
- En segundo lugar, el compromiso con el cuidado de Personas (que no enfermedades), lo que tal vez mejor delimite las diferencias con los especialistas, para los que el contexto ( la individualidad) del paciente no es tan importante.
- Y tercero, estar comprometidos en la ayuda al devenir de sus pacientes por un mundo de información ilimitada y un sistema sanitario cada vez más complejo.
¿Sirven estos valores para la medicina general en España? Tal vez sí, o tal vez no, pero posiblemente sea necesario reflexionar sobre ello. También aquí han cambiado los pacientes, y han cambiado los médicos (de lo cual es buena muestra el desapego de los estudiantes por la elección de una especialidad tan apasionante como fatigosa).
Berger tituló su magnífica narración del quehacer cotidiano de un médico general británico “Un Hombre Afortunado”, porque consideraba que éste “ hace lo que quiere hacer”. Para seguir siendo afortunado, el médico general posiblemente necesite pensar que quiere hacer en el futuro.
El futuro del ejercicio del Médico de Familia está en la incertidumbre, pero este es un problema generalizado de todos los médicos. Es la profesión, en su conjunto, quien tiene que replantearse su futuro. Y los médicos de familia que somos la esencia (lo digo en serio)seremos los primeros obligados a reconducir nuestro ejercicio. Otro problema distinto es nuestro particular calvario como generalistas en una sociedad que identifica resolución y prestigio con tecnología y especialización. En todas las organizaciones la especialización es una necesidad y una contradicción. Acabar con los generalistas será una tragedia.
ResponderEliminarDemasiada "confusión", ¿Será el epitaph de King Crimson nuestra música de despedida?
Muchas gracias Miguel. La llamada de alarma ante la situación de la atención primaria en general y la medicina de familia en particular no es una llamada de viejos románticos amantes de King Crimson 8aunque nostros lo seamos). Cada dos por tres me encuentro en revistas importantes,que no se caracterizan precisamente por un enfoque de agitación, repetir una y otra vez que la AP es muy relevante para un país y que hay síntomas de deterioro evidentes. Aquí ese debate apenas existe. Pero estamos en ello,¿verdad?
ResponderEliminarInteresante entrada.
ResponderEliminarGracias Sergio.