What shall we do,
what shall we do with all this useless beauty?
All this useless beauty. Elvis Costello. 1996.
Elvis Costello publicó en 1995 este magnífico disco en el que reflexionaba sobre la inutilidad de la belleza, en un mundo en que el único valor parece ser la utilidad tangible.
El negociado del Señor Rajoy acaba de aprobar las medidas más duras de ajuste y recorte de las que se tiene recuerdo en un país sin soberanía llamado España. Carece de ella porque desde mayo de 2010 sus decisiones dejaron de ser autónomas, situación que fue agravándose hasta llegar a la intervención realizada por los prestamistas europeos ( la famosa troika formada por el FMI, el BCE y la Unión Europea) el pasado día 9 de junio y cuyas especificaciones conocimos esta semana con la publicación del Memorandum of Undertanding donde se regula las condiciones del rescate.
Vidal Folch explicaba muy claramente en El País por qué nos encontramos ante un rescate al Estado (recibido con inicial alborozo por el desaprensivo Rajoy), y no a su sistema bancario, recurso al que acaban acogiéndose aquellos países que agotaron la política monetaria ( el precio del dinero no puede bajara más) y la fiscal ( no se puede endeudar más aquel al que solo fían a un interés astronómico). Pero como le ocurría al imprudente Antonio en el Mercader de Venecia, el usurero prestamista no presta nunca de forma gratuita. Y no solo exige la devolución estricta del préstamo, sino que además , como Shylock, se adueña en cierta forma de la vida del deudor, ordenándole ( en ambos sentidos del término) lo que debe hacer. El Memorando de Entendimiento del Rescate español no solo establece las condiciones en materia bancaria que debe cumplir España sino también en el conjunto de su economía ( ver artículos 29 a 31).
No estaría mal el trato (aún a riesgo de perder la libra de carne) si la amputación sirviera para algo. Pero no servirá. El sufrimiento será inútil. Paul Krugman lo describía con claridad en su blog hace un par de días: de los tres grandes problemas que tiene España ( crisis bancaria, deuda soberana y competitividad) ninguno de los dos últimos mejorará con las medidas de recorte y austeridad. Como ocurrió con las recortes realizados en los dos últimos años, el posible ahorro derivado de las medidas aprobadas hoy (estimado en 65.000 millones según una versión moderna del cuento de la lechera) serán devorados por el pago de intereses. Y así, mientras las cigarras del sur pagan intereses desorbitantes, las hormigas del norte de Europa ( Alemania, Holanda, Dinamarca, Austria) tendrán que devolver menos dinero del que pidieron, algo absolutamente inaudito en un mundo capitalista.
¿ Por qué entonces tanto sufrimiento inútil? El artículo 31 del Memorando señala claramente cuales son las reformas estructurales que debe acometer España sin dilación, las mismas que se impusieron al resto de “los países cerdos”, entre las que destacan tres: modificar el sistema fiscal ( no especifica en que dirección pero el conocido articulista liberal Xabier Sala i Martí aventura que en la dirección de aumentar el IVA y reducir los impuestos), implantar la reforma del mercado laboral ( ya conocemos en que sentido) y liberalizar los servicios profesionales. Como éste señala no debe olvidarse nunca que la liberalización de los servicios y la creación de un mercado único que garantice la competencia es un objetivo común de toda la Unión Europea. En este marco es evidente que las administraciones públicas no son de fiar, los funcionarios sobran y los servicios públicos se convierten en la diana principal de los misiles de la política liberal, convertida ya en la única alternativa existente.
Huelga por tanto devanarse el seso en medidas de ahorro en las administraciones, en reparto del sufrimiento entre los empleados públicos, en aumento de la eficiencia trabajando más horas. El objetivo no es otro que el de reducir los servicios públicos a la mínima expresión. La aprobación, también hoy, de la privatización del ferrocarril es otra buena muestra de por donde van los tiros.
Si alguien considera esto un delirio puede comprobar los efectos en el sistema sanitario de las decisiones de la Troika en nuestro querido vecino, gobernada ya desde hace un tiempo por los señores de negro. Esta semana se convocó la primera gran huelga de todos los gremios portugueses con el respaldo de la Asociación de Médicos portugueses y de los profesionales de enfermería. Como brillantemente escribía Tiago Villanueva en su blog del BMJ, el intervenido gobierno portugués ha decidido externalizar a proveedores privados 2 millones y medio de horas de trabajo, el equivalente a 1700 profesionales a tiempo completo. El único criterio de adjudicación era el bajo precio de los servicios médicos. La renovación de contratos al personal de enfermería se oferta a 3.96 euros /hora, por debajo de la tarifa de las empleadas de hogar.
Pasos en esa dirección son cada vez más evidentes en Valencia, Castilla la Mancha y Madrid.
Mi duda principal sin embargo es si aún tienen vigencia en este escenario términos como soberanía popular, democracia, estado de derecho. Y las consecuencias que ello implica.
(Viñeta de El Roto en El Pais)
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