Los periodistas encargados de dar noticias sobre sanidad en
los medios de comunicación cumplen una función social fundamental. Pero parece
que ni ellos ni sus directores son conscientes de la importancia de su trabajo,
si nos atenemos al escaso rigor del que adolece buena parte de sus artículos, o
a la ausencia de formación específica que demuestran. A pesar de ello, los
ciudadanos establecen sus opiniones, creencias y reivindicaciones a partir de los titulares que leen de
refilón, o a las cuñas de los avances científicos que aparecen en los
telediarios.
Un buen ejemplo de ello lo hemos tenido esta semana con la
noticia aparecida en el diario El Pais sobre las mamografías. En él se informa de la publicación en el BMJ de un trabajo del grupo de la Universidad de Toronto liderado por Anthony
Miller en el que se analizan los 25 años de seguimiento del programa de
cribado de cáncer de mama canadiense ( el Canadian National Breast Screening
Study) . En el estudio participaron 89.835 mujeres de entre 40 y 59 años.
asignados aleatoriamente a los grupos sometidos a mamografías o a los grupos sin
intervención. Durante todo el periodo de seguimiento, 3250 mujeres fueron diagnosticadas de cáncer de mama en el brazo sometido a mamografías y
3133 entre los controles. De ellos 500 murieron por cáncer de mama en el primer grupo y 505 en
el segundo. La mortalidad acumulada por cáncer de mama por lo tanto, fue
similar entre ambos grupos, y después de 15 años de seguimiento tras el
screening un exceso residual de 106 cánceres fue encontrado en el brazo
sometido a cribado, atribuido al sobrediagnóstico.
La conclusión de los autores es clara: la realización de una
mamografía anual en mujeres entre 40 y 59 años no reduce la mortalidad por
cáncer de mama más allá que la exploración física y el tratamiento habitual
cuando la terapia coadyuvante está disponible gratuitamente. El 22% de los
cánceres de mama invasivos detectados responden a sobrediagnóstico ( 1 de cada
424 cánceres detectados entre las mujeres que siguieron el programa de
cribado).
Las conclusiones no son novedosas. Desde hace años se viene
discutiendo sobre los riesgos que implica el cribado del cáncer de mama mediante
mamografía y respecto a su más que discutible efectividad en reducir la
mortalidad. Para no aburrir a
cualquier lector interesado, basta con remitir al imprescindible libro de H.
Gilbert Welch (Overdiagnosis) o consultar lo escrito por Rafa Cofiño, Juan Gervas o Javier Padilla.
Este último realizaba ayer en su blog una interesante
revisión sobre la información respecto a mamografías publicada por el periódico El Pais. De los 99
artículos que aparecen en su buscador, 6 abordaban la efectividad del cribado
mediante mamografías: “ 4 de los 6 textos apoyaban de forma bastante clara la
efectividad del cribado del cáncer de mama con mamografía. Todos los expertos
consultados apoyaban este cribado y si daban alguna visión crítica era para
cuestionar las dudas sobre la validez del programa
de cribado, no para cuestionar la efectividad del cribado en sí.”
El Pais es un periódico respetable. Presume de ser el más
riguroso de la prensa española. Tiene incluso un defensor del lector que
aparenta ser neutral y ecuánime. A la hora de hablar de avances en la frontera
de la ciencia, de preliminares
resultados en Science sobre estudios en ratas con potenciales efectos en el
tratamiento del cáncer no se pone en duda al estudio y sus autores. Pero las
cosas son distintas cuando se trata de cuestionar el conocimiento existente, en
especial si detrás existen importantes intereses comerciales, políticos ,
profesionales o ( sobre todo) económicos.
En septiembre de 2012 Jaime Prats , periodista habitual del
citado periódico en temas sanitarios, informaba de la publicación de un trabajo
en The Journal of Medical Screening en el que concluía que de cada 1000 mujeres
entre 50 y 69 años sometidas a screening con mamografía cada dos años se salvan entre 7 y 9
vidas ( término éste del salvamiento de vidas muy del gusto del periodista).
Los posibles efectos de sobrediagnóstico o detección de falsos positivos eran
minusvalorados. En ningún momento se entrevistó a supuestos expertos críticos
con la efectividad de los cribados. El mismo periodista escribía esta semana sobre
el estudio de Miller, que empleaba como señuelo para que una relación de expertos refutaran extensamente la validez de sus conclusiones. Por
supuesto no se entrevistaba a nadie que pudiera tener una opinión no favorable
a las bondades de la mamografía. La astuta manipulación llevaba a subtitular el
reportaje con el título de “ los científicos defienden las pruebas” ( de la
mamografíaa se sobreentiende), como si
Anthony Miller, Gilbert Welch,
PC Goetzsche o Iona Heath , todos ellos con posiciones críticas respecto
al cribado, no lo fueran.
Los conflictos de interés no afectan al gremio del
periodismo. El impacto que tienen sus informaciones es sensiblemente mayor al
que puede tener cualquier tipo de publicación. Y sin embargo sus conflictos de interés
existen, ya sean personales o del propio medio para el que trabajan.
No es descartable , por supuesto, que las informaciones erróneas que aparecen habitualmente en la prensa sean muestra de simple ignorancia o incompetencia. En cualquier caso, no se sabe que es
peor.
Siempre que leo las noticias de sanidad pienso cómo serán de ciertas las noticias de economia, incluso las de deportes. Buscan el titular, pero en oncologia llegar al desbarre. Y vienen los pacientes preguntando por ese "nuevo tratamiento curativo". El perjucio del cribado se mantiene. El beneficio, que lo tuvo, ha desaparecido gracias a los avances en oncologia, a los cambios sociales, y paradojicamente gracias al cribado, con su enorme concienciacion social. La pregunta: quien lo desmonta ahora que ya ha cumplido su mision? Llegará algo incontestablemente mejor?
ResponderEliminarA mi me pasa lo mismo que a Ramón, pero no solo en relación con la prensa sino con cualquier medio de comunicación. Escuché un día al afamado Enrique Gil calvo participar en una tertulia de la SER hablando con completa suficiencia ( e ignorancia) del sistema sanitario. Todos son capaces de hablar de todo. Si la fiabilidad de las noticias es como las sanitarias uno se hace bien la composición de lugar de como nos estarán engañando en todo lo demás. El problema ahora es si se va a tener en cuenta la "evidencia" cuando va en contra de los intereses de tantos. Lo veremos. Muchas gracias Ramón
EliminarEl problema de las páginas con pretensión científica o de divulgación médica de tanto periódico prestigioso como hay en España reside en la aceptación de dos postulados que son falsos, los del Anís del Mono: “La ciencia lo dice y yo no miento”. Ni la ciencia dice lo que se le atribuye (ni siquiera que algo salga en la sagrada Science significa que sea propiamente científico) ni ha de asumirse el afán de verdad ajeno a conflicto de interés del periodista que recomienda algo para nuestra salud.
ResponderEliminarPuestos a hacer divulgación, formación, educación sanitaria o como le quieran llamar, sugeriría a cualquier periodista honesto que se limitase a aconsejar lo siguiente a un paciente potencial: ¿Se encuentra mal? Consulte a su médico. ¿Se encuentra bien? Omita la lectura de este artículo.
Magnífico arbol de decisión Javier:
Eliminar¿Se encuentra mal? Consulte a su médico.
¿Se encuentra bien? Omita la lectura de este artículo.
la cuestión es que los periodistas salivan con las noticias del "avance científico". Hoy mismo entre crisis en Ucrania y el problema de Ceuta metían la cuña del increible avance que va a suponer un nuevo sistema de detección precoz de ciertos cánceres. ¿Evidencia? Que hay un congreso del ramo. ¿Fuente? Una inglesa que dice que el año que viene tendremos los primeros resultados. Les encanta dar estas noticias. Es una nota de esperanza entre tanta negrura