Hubo un tiempo, antiguo en la distancia y el procedimiento, en que en el sistema sanitario público apenas existían tres formas
genéricas de contratación: en primer lugar se podía acceder tras la
oposición correspondiente a una plaza de titular, “plaza en propiedad” de la
cual nadie podía desahuciarte: podrías haber ingresado en prisión, pero tenías
la certeza de que al salir te estaría esperando esa plaza, tan fiel como una
madre ( el ejemplo de la reincorporación de la condenada por el caso Malaya a
su plaza de Inspectora Médica sirve de ejemplo).
Como las oposiciones se demoraban por maniobras torticeras
de las administraciones de turno existía una segunda modalidad de contrato,
cuya duración solía estar condicionada por la duración de periodo entre
oposición y oposición. Se le llamaba contrato de interinidad y ,aunque no era un contrato fijo, daba
una cierta estabilidad vital al beneficiado. Casos ha habido de gente
que se jubiló tras toda una vida de servicios interinos. Porque de esa plaza
solo podía expulsarte un propietario que se incorporase por concurso o la
propia amortización de la plaza. Y en aquellos tiempos antiguos, las
amortizaciones se reducían a eliminar plazas del antiguo cupo para crear plazas
de “equipo de atención primaria”.
La tercera de las opciones era realmente un contrato
eventual, de sustitución del que desempeñaba habitualmente el trabajo ( titular
o interino) ,ya fuera ante vacaciones, docencia o enfermedad. Sí, porque en
esos tiempos antiguos se solían cubrir con suplencias estas mundanas
contingencias.
Pero un buen día, los gestores modernos descubrieron el
maravilloso concepto de “la Eficiencia” y las formas más innovadoras de
aplicarlo, y encontraron en la
crisis la excusa perfecta para su generalización.
De forma que los gestores modernos, azuzados por sus consejeros de Hacienda,
congelaron las ofertas públicas de empleo, aunque la gente continuaba
jubilándose y los servicios quedaban desabastecidos.
También bajo la tutela de la Hacienda local, desterraron el
término de interinidad, que parecía cosa del “Antiguo Régimen”.
Y puestos a desarrollar la creatividad , se esforzaron en
crear una imaginativa ingeniería contractual: ¿por qué contratar a la gente por
un mes de vacaciones , si los sábados y domingos no trabajan? ¿Y por qué
contratarlo por el día entero que solicitó el titular ante la muerte de su
padre, si realmente solo trabajará de 8 a 3? Y ya acelerados en su avaricia, ¿Por qué no ofrecerles contratos
de las dos horas que dura la demanda? Si al final se prolongaba la suplencia
una semana no había más que hacerles cinco o diez contratos de una o dos horas,
en lugar de una suplencia de una semana de duración.
Faltaba solo un paso para “maximizar” la “eficiencia”:
convertir los antaño contratos estables para realizar un trabajo en sumas indefinidas de contratos humillantes: un
día, una semana, a lo sumo un mes: “o lo tomas o lo dejas que ya vendrá otro”
Las bolsas de trabajo ( se siguen llamando así para alegría
de algunos) se fueron llenando de precarios ( en especial precarias) que acudían
a que se certificara que eran ciertos los 100, 200 o 300 contratos que había
generado en apenas un año desde que acabó su residencia.
Que los gobiernos de la derecha se enfangaran en tan
miserables prácticas era en cierta forma previsible, dado que una de sus
banderas de enganche para la mayoría natural de este país que les vota ,es precisamente
la flexibilización del mercado laboral (que consiste esencialmente en laminar los derechos
adquiridos de los trabajadores).
Lo que resulta insólito, y aún más miserable, es que la auto
considerada “izquierda”, esa que dice defender los derechos de los trabajadores
por encima de todo, aplicara similares medidas con igual saña y satisfacción.
Ha tenido que ser el Tribunal de Justicia europeo, poco
sospechoso de bolchevique, el que ha dictado sentencia contra este tipo de
prácticas abusivas a partir de la demanda de una enfermera madrileña. Y la sentencia va más allá
de simplemente denunciar el abuso de las administraciones sanitarias españolas
a la hora de realizar contratos eventuales. Como señala, el problema no son
solo éstos, sino también los contratos de interinidad en las exiguas ocasiones
en que siguen existiendo: porque ambos son sucedáneos para no cubrir puestos de
trabajo estructural.
Según la Organización Médica
Colegial cerca de un 20% de los médicos españoles pueden estar en esta situación.
Algunos pensarán que aún queda margen para mejorar la “Eficiencia"
Sergio: Chapeau!
ResponderEliminarComo bien dices, “algunos pensarán que aún queda margen para la eficiencia”.
ResponderEliminarEl sistema de precariado que censura esta sentencia facilita realmente la “eficiencia” tal y como la entienden muchos gestores (médicos ellos para vergüenza de la profesión), con independencia de su signo político: como máximo de docilidad. Si alguien tiene una plaza fija, puede, dentro de un orden, criticar lo que ve mal; si uno es contratado como vemos habitualmente, no. Y no porque sería rápidamente segregado. Sabemos de esas exclusiones tácitas, del “ya sabes cómo es” para vetar contratos futuros de alguien con independencia de su valía profesional.
Hay que reconocer que lo han hecho perversamente bien: muchos contratos distintos, todos los contratados diferentes, de tal modo que su propia unión y queja colectiva colegial o sindical ya ni se contemplen.
¿Qué pasará ahora?
Tienes mucha razón Sergio. En la Comunidad Valenciana, el SIMAP (sindicato d médicos de aistencia púiblica) lleva años denunciando este tipo de contratos "eficientes".
ResponderEliminarhttp://www.simap.es/documentos/Env%C3%ADo%20contratos%20irregulares.pdf
http://www.lavanguardia.com/local/valencia/20160613/402476545881/simap-la-inspeccion-detecta-8-400-contratos-irregulares-en-la-sanidad-publica.html
http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2016/09/23/denuncian-3000-contratos-precarios-e/1470593.html
ResponderEliminarTienes toda la razón Sergio. En la Comunidad Valenciana, SIMAP (sindicato de médicos de asistencia pública)lleva denunciando ese tipo de contratos desde hace años.
Gracias por tu blog. Es realmente imprescindible.
http://www.simap.es/documentos/Env%C3%ADo%20contratos%20irregulares.pdf
http://www.lavanguardia.com/local/valencia/20160613/402476545881/simap-la-inspeccion-detecta-8-400-contratos-irregulares-en-la-sanidad-publica.html
http://www.simap.es/documentos/ATENCI%C3%93N%20CONTINUADA.pdf
http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2016/09/23/denuncian-3000-contratos-precarios-e/1470593.html