jueves, 31 de enero de 2019

Politizar las consultas



“Cuando tienes que tomar una elección y no la tomas, estás tomando de hecho una elección”
William James

¿Debe un médico limitarse a atender y tratar exclusivamente el problema de salud de un paciente? ¿Puede traspasar la línea que separa el trastorno que le aflige, y transitar por las causas que lo producen o las circunstancias que lo influyen?  Quien se hace estas preguntas es Jerry Avorn, del departamento de Farmacoeconomía y Farmacoepidemiología del Brigham and Women Hospital de Boston y profesor de la Escuela de Medicina de Harvard. Lo publica en una revista como JAMA. No estamos hablando, por lo tanto, de algún atolondrado agitador podemita, intoxicado por Gramsci.
Avorn considera que,por supuesto, un buen médico debe traspasar las líneas que durante años han separado las enfermedades de las causas que las determinan. Y siguiendo las enseñanzas de Rudolf Virchow ( “la medicina es una ciencia social, y por tanto la política no es más que medicina a gran escala”)cree que un buen médico debe ir más allá y hablar abiertamente de las consecuencias que tienen las decisiones políticas en su salud.
Avorn se pregunta cual debería ser la respuesta apropiada ante cambios políticos que erosionan el sistema sanitario del que nuestros pacientes dependen, y cómo deberían abordarse estas cuestiones, esenciales, con los pacientes atendidos cada día. Y con claridad responde que las elecciones políticas que afectan sustancialmente al cuidado de los pacientes, deberían formar parte de la interacción habitual médico-paciente.
La mayor parte de los ciudadanos norteamericanos desconocen, como él señala, las implicaciones de lo que se vota en aquel Senado, lo que implica anular o desgajar ciertos aspectos del Affordable Care Act ( el “Obamacare”). Aquí también una buena parte de los electores desconocen lo que significa la victoria de tal o cual partido: focalizan la atención en símbolos, llamadas a los instintos, apelaciones a la necesidad de cambios, como si éstos no fueran a tener repercusiones en su vida cotidiana, en sus derechos y en la forma de recibir atención.
En lugar de ser un tema tabú, para Avern la discusión sobre los cambios transformacionales en la salud con los pacientes es una responsabilidad clave de los profesionales de la medicina, la enfermería, la farmacia o la fisioterapia.Todos aquellos que atienden personas enfermas o que creen estarlo.Y no es solamente una cuestión de carácter moral: “es necesario asegurar la capacidad de los profesionales de poder continuar prestando a los pacientes los cuidados que han venido a buscar”.
En un planteamiento que sería impensable en nuestras sociedades científicas, siempre tan pulcras e inmaculadas cuando se trata de bajar al barro, Avern llega a proponer escribir cartas tipo para sus pacientes para que sean conscientes de las repercusiones que supone su voto a tal o cual formación política.
Cartas que comienzan así:
“Querido Sr/sra. Smith:
Como médico suyo, quiero informarle de algunos cambios importantes que serán decretados por el Senado y el Presidente de la nación y que podrían afectar a su acceso al sistema sanitario….”

Cartas que terminan así:
“Puesto que soy su médico, haré todo lo que esté a mi alcance para ofrecerle una atención médica continuada. Puesto que soy un ciudadano quiero estar seguro de que usted es consciente de los importantes cambios que se avecinan, y ante los cuales usted puede aún reaccionar. Atentamente…”

Tenemos el derecho y deber de proteger los intereses de los pacientes. Avern señala que la expresión 
más triste es “esto podría haber sido de otra forma”. La única forma de evitarlo es alertar de lo que puede ocurrir si determinadas políticas triunfan. No hacer nada, como decía James, es también una forma de apoyo a que esas políticas triunfen.

Ya lo dijo Iona Heath: la medicina general es política por definición.
Aunque no se quiera reconocer.

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