miércoles, 2 de junio de 2010

Bauman

“El infierno de los vivos no es algo por venir;
hay uno, el que ya existe aquí, 
el infierno que habitamos todos los días,
que formamos estando juntos.
Hay dos maneras de no sufrirlo.
La primera es fácil para muchos: 

aceptar el infierno y volverse parte de él
hasta el punto de dejar de verlo.
La segunda es riesgosa 

y exige atención y aprendizaje continuos:
Buscar y saber quien y qué en medio del  infierno, 

no es infierno,y hacer que dure, y dejarle espacios. 
Las ciudades invisibles.
Italo Calvino.1972.


El merecido reconocimiento otorgado con la concesión del premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, hace unos días, a Alain Touraine y Zigmunt Bauman, prestigia al premio más que a sus premiados, como suele ocurrir con los buenos premios.
Por ello puede ser una buena oportunidad de que ambos pensadores sean más y mejor conocidos en nuestro país, muy necesitado de reflexiones inteligentes, alejadas de las habituales expresiones de entusiasmos superficiales, construidos a través de tópicos y frases hechas.
Nos hemos referidos a Bauman en diferentes post de este blog, puesto que el profesor polaco afincado en Leeds, ha analizado con especial lucidez algunos de los principales aspectos clave en la sociedad actual: el miedo, la necesidad de seguridad, el papel de las ciudades, el crecimiento del individualismo…
Tal vez una de sus más acertados hallazgos ha sido la insistencia en el concepto de liquidez de la sociedades modernas: no la liquidez económica, sino la victoria del carácter líquido de buena parte de los fenómenos humanos, desde el tiempo o el trabajo, a las organizaciones o el amor.
Como él dice, “ las formas sociales  ya no pueden mantener su forma por más tiempo, porque se descomponen y se derriten antes de que se cuente con el tiempo necesario para asumirlas…y dada su breve esperanza de vida, no pueden servir como marcos de referencia para las acciones humanas y para las estrategias a largo plazo”. No disponemos de marcos porque son demasiado efímeros, por que la nueva gran virtud es el olvido del pasado lo más rápido posible, por lo que es más rentable contratar gente nuevas, sin recuerdos que desaprender que los profesionales con experiencia que arrastran las rémoras de lo que un día fue referencia, pero hoy ya está obsoleto.
En el último capítulo de uno de sus libros más importantes “ Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre”, Bauman realiza una brillante comparación de los tres arquetipos históricos en busca de utopías: el guardabosques ( propio de la época premoderna, donde su preocupación fundamental estriba en mantener el orden natural del bosque sin procurar cambio alguno), el jardinero ( el creador de utopía por antonomasia, representada por el jardín, modelo hacia el que orientar los esfuerzos y el trabajo) y el cazador ( modelo del individualismo actual en que solo preocupa cobrar pieza en este momento , aunque eso signifique quedarnos sin piezas en el futuro). Bauman concluye con la magnífica cita de Calvino ( a quien tanto debe este blog) , haciendo una desesperada llamada a los que aún creen que en medio del infierno hay cosas que no lo son , y que deben cuidarse y hacer que duren. Aunque para ello haya que luchar contra los que creen que la única alternativa  es adaptarse cuanto antes a ese infierno y seguir cazando piezas.

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