- "Would you like cream or lemon in your
tea, Mr. Feynman?" It's Mrs. Eisenhart, pouring tea.
- I'll have both, thank you," I say, still
looking for where I'm going to sit, when suddenly I hear: - -"Hehhehhehhehheh.Surely
you're joking, Mr. Feynman."
Surely
You're Joking, Mr. Feynman. Richard P. Feynman.
Seguramente está
bromeando Mr. Feynman es el título del compendio de anécdotas y “aventuras
de un curioso personaje”, el premio Nobel de Física y dueño de oscuro pasado
Richard Feynman, investigador brillante, experto en samba, interesado en los
procesos de apertura de cajas fuertes y participante en el proyecto Manhattan
que llevó a la producción de la bomba atómica.
De la misma forma que la mujer del decano de Princeton, Mrs
Eisenhart preguntó a Mr. Feynman si estaba de coña al responder que quería el
té con limón y leche, cabría preguntarle lo mismo al sr. Illa, ministro de Sanidad
español, ante su reciente declaración de que la Atención Primaria tendría un papel
protagonista en la siguiente fase de la atención a la pandemia COVID-19. Si
Feynman debía estar pensando en sus cosas al responder a la mujer del decano,
el señor Illa debió pensar que estaba redescubriendo las Américas en forma de
Atención Primaria. Según él “"La Atención Primaria va a tener un papel muy
importante, sobre todo en la detección precoz de los nuevos casos",haciendo
hincapié en el papel de estas profesionales para “garantizar el diagnóstico de
nuevos casos, así como el seguimiento de casos leves y el de los contactos
sospechosos de haberse infectado”.
La ignorancia es muy atrevida, y probablemente el único
conocimiento que tuviera previamente el señor ministro sobre la Atención
primaria sería el nombre del “ambulatorio” que le corresponde ( al que tan
certeramente se refería su compañero de filas, Javier Solana), siempre y cuando
no se deje seducir por los encantos del sector privado de MUFACE, como su
colega de consejo Carmen Calvo.
Es lógico por otra parte que así sea; son encomiables los
esfuerzos del señor ministro para aparentar conocimiento y recursos ante la
mayor emergencia sanitaria de la historia, a la que se enfrenta con el único
acompañamiento de su buena voluntad. El maltrato endémico hacia la sanidad por
parte de los políticos de este país, y cuya última muestra es el nombramiento
de una persona desconocedora de la complejidad de la sanidad por parte del presidente del gobierno o el
desprecio del actual vicepresidente Iglesias a la cartera de sanidad en las
negociaciones del verano pasado, tienen estas consecuencias.
Bromea usted Señor Illa cuando asigna a la Atención Primaria
funciones que viene realizando sin que usted se haya enterado desde el
principio de la pandemia: detección precoz, seguimiento de casos leves y no tan
leves, acompañamiento en domicilios,identificación de contactos, atención en la
agonía. Quizá pensó que “los de Primaria” eran “sólo” esos refuerzos para el
frente que llegaban a IFEMA tras la foto de rigor, sin saber qué tareas debían
realizar.
Bromea usted señor Illa, porque sólo ahora, más de dos meses
del inicio de la pandemia en España, más de cinco semanas después de la declaración
del estado de alarma se acuerda del papel de la Atención Primaria, ausente de
las tertulias, los expertos , los agradecimientos o los comités científicos,
porque ya se sabe que la Atención Primaria (que es experta en mirar, escuchar y
tocar) no utiliza Da Vincis ni terapias de células madre, esas cosas que tento
les gustan a todos, ministros , políticos y tertulianos de postureo.
Bromea usted señor Illa, como bromean todos los consejeros
de salud de las comunidades autónomas, al instar a que se refuerce la AtenciónPrimaria, cuando llevan décadas sus colegas de banco y de oposición, reduciendo
año tras año los presupuestos, los profesionales, el mantenimiento, las
infraestructuras, la modernización o la protección de la Atención primaria.
Esa Primaria que ahora aparentemente es objeto de atención
de todos aquellos (sociedades científicas, revistas científicas revisadas por
pares, centros de investigación) que siempre la miraron con desprecio, sigue en
la misma situación de indigencia que hace diez años: por ejemplo en Granada,
lucha para que no le cambien a las enfermeras que llevan meses dando la cara
ante la pandemia porque administración y sindicatos (oh, los sindicatos¡)
pactaron que a 30 de abril sus contratos
finalizaran, y por supuesto una pandemia no es razón para retrasar el relevo un
par de meses; con lo que volverán a tener que aprender a levantar la piedra de
Sísifo que implica atender hoy a las personas en Atención primaria.
Esa Primaria que encarga a las monjas de su zona básica que
les cosan las bolsas de basura para hacerse trajes de protección porque los
suyos no llegan.
O esos centros de Atención Primaria de Madrid que no emplean
las PCRs que para determinar la exposición al virus de sus profesionales a no
ser que tengan síntomas, porque saben que de dar positivos habrá uno menos al
día siguiente.
Mucho tiene que cambiar en el sistema sanitario para evitar
un desastre como el presente. Pero aún mucho más deberá cambiar en Atención
primaria. Quizá crean que sus profesionales son pollos sin cabeza que lo mismo
se les manda a IFEMA que a hacer test rápidos. Sin recursos adicionales, sin
reordenación de tareas, sin condiciones mínimas de trabajo, sin límites…
Bromea usted señor Illa. Una de las pocas cosas buenas que
puede tener la pandemia es acabar con tanta broma.
Efectivamente, Sergio. Se acabaron las bromas.
ResponderEliminarOtra broma:
ResponderEliminarTrabajó hasta el día 2 de abril, el 3 ingresó y el mismo día 3 ingresó en la UCI. Y todavía tienen los cojones de terminar la noticia diciendo que "se desconoce dónde se contagió"
https://www.ideal.es/granada/fallece-primer-medico-granada-coronavirus-20200422210932-nt.html