El Consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha , José Ignacio Echániz, es a la vez
Secretario Nacional
de Sanidad y Asuntos Sociales del Partido Popular Español (
PP). Fue también Consejero de Sanidad en Madrid, participando en el proceso de
transferencias sanitarias, y abriendo múltiples hospitales, tarea en la que
consiste principalmente ( como todo el mundo sabe) el trabajo de un consejero
de sanidad o salud . Es además médico, circunstancia que no siempre ocurre en
el desempeño de este tipo de cargos . En definitiva, un experto en la materia.
Sin embargo ( según señala él mismo en una interesante entrevista
realizada el pasado 12 de agosto por María Sahuquillo y Elena Sevillano para el
periódico El País), respecto a si el sistema nacional de salud debería incluir o
no la salud pública o las
actividades preventivas, el Sr. Consejero de Sanidad de
Castilla-La Mancha no tiene criterio. Tampoco lo tiene respecto a si la cartera
de servicios de nuestro sistema sanitario debería incluir vasectomías. Y en
relación a la inclusión de la reproducción asistida en la misma aún menos. Ante la
pregunta de si deberían incluirse o no las interrupciones voluntarias del
embarazo, la respuesta del secretario nacional de Sanidad y Asuntos Sociales
del PP es pasmosa: “ es una buena pregunta para la que no tengo criterio,
respuesta ni la he pensado. Pero creo que tiene que haber criterios…”
Es curioso comprobar la falta de criterio de una persona con
tanta experiencia ante cuestiones fundamentales de su competencia.
Por el contrario, respecto a otro tipo de cuestiones el Sr Echaniz
sí tiene criterio. Como para considerar que las personas que acuden a las
mareas blancas en protesta por el proceso de “externalización” de la gestión
sanitaria en algunos hospitales de Madrid son “Personas que por la mañana se
ponen la camiseta verde de la Educación, a medio día la naranja por la ley de
Dependencia y por la tarde la blanca por la sanidad”. También tiene criterio
para considerar que dichas movilizaciones son solo un instrumento de la
izquierda, basándose en el científico argumento de que una amiga suya , policía,
le ha contado que tardaron 15 minutos en encontrar un médico para atender un desmayo,
en una de esas manifestaciones. O porque ninguno de sus amigos médicos
participan en ellas, puesto que “ese no es su cometido. Ellos están en los
quirófanos operando, porque no les gusta meterse en política”. Lo que además de
dar a entender que todos los amigos del Dr Echaniz son cirujanos, trasluce una
curiosa forma de entender la política de alguien
que es político y que debería tener un cierto interés en prestigiar una
actividad cuyo apreciación por los ciudadanos está por los suelos.
También tiene criterio para considerar que “ no tiene
sentido que la sanidad tenga jardineros y operadores de ascensores” porque “hay pequeñas y medianas empresas que pueden
hacer un gran trabajo mejor que nosotros, a buen precio”. O para afirmar que el
sistema sanitario se ha ido cargando de prestaciones “decorativas”, como el transporte
sanitario.
El hombre sin criterios ( para algunas cosas) “no le
pregunta a nadie si tiene ánimo de lucro”. Debe considerarlo de muy mala
educación. Y entiende ( como “ lo entiende todo el mundo, es humano, no es una
crítica” ) que haya cirujanos que dejen de poner por las mañanas las prótesis
por cuya implantación cobran 600 euros por unidad en las “peonadas” de la
tarde: ellos son humanos, los que son perversos son los incentivos que fomentan
eso. En este caso su criterio se basa en Pavlov: “ el animal responde de manera
equivocada cuando le das un azúcar”. Una vez más la culpa es del azúcar.
Es Interesante este lenguaje político dominante que ignora
los criterios técnicos cuando no coinciden con los intereses propios , pero
tras los que se escudan a la hora de tomar decisiones que tienen una cierta
contestación social.
En un país en que se agota la ya exigüa credibilidad de los
políticos , ellos siguen creyendo que seguirán engañando a la gente con sus
juegos verbales: con sus “no me consta”, con sus “externalizaciones”, con su
“no tengo criterio”.
Están jugando con fuego. Porque cabe preguntarse para que
necesitamos políticos que sobre cuestiones fundamentales , sencillamente, no
tienen criterio.
Es decir, estamos ante un profundo pensador. Y humilde, que reconoce su falta de criterio en tantas cosas. Como Sócrates, que sólo sabía que no sabía. Que pérdida para la ciencia, para la filosofía...
ResponderEliminarY a la vez, nos hallamos ante un hombre socialmente muy sensible, con capacidad de predicar, de llevarnos por el buen camino... Que pérdida para el ministerio sacerdotal.
Menos mal que dedica todos sus empeños vocacionales a hacernos ver que somos tontos, vagos y maleantes si criticamos lo que injustamente juzgamos como tropelías.
Y pensar que gente así dirige consejerías o ministerios... Que triste.
Gracias por el post, como siempre. Permíteme una única observación, Sergio: creo que en realidad el(los) adjetivo(s) que mejor cuadra(n) al lenguaje político dominante de estos dirigentes (?) no es interesante, (ya sé que lo dices irónicamente), sino los de vulgar, reiterativo, falsario e indecente. El típico lenguaje de madera, plagado de eufemismos, circunloquios y frases hechas, con el que no comunican nada y ocultan más que dicen…
ResponderEliminarPor cierto, con respecto a lo de “jugar con fuego”, en una conversación que sale hoy mismo en el periódico afirma “La Mala Rodriguez”: “La gente está enfadada, la gente quiere cortar cabezas; veo guillotinas”:
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/08/19/actualidad/1376936108_717924.html
En fin, así están las cosas.